En algun momento me sucedio un cambio, se me puso la voz mas grave. Los pies sobre la tierra humeda y una sonrisa esquiva. Muy solemne, triste agudeza de la vision que tambien a la vez, empezo a escasear.
La gravedad del mundo, que me atrae hacia el dorado pedestal. El antiguo lugar. El lugar de los antiguos rituales para la ingravidez. La voz y el hospital de la sanacion...
Tengo una vida austera y confiable. Sin ataduras y sin brillos salvo el de estas luces de la tarde...
Pasaron dos años desde que deje estos renglones en un borrador. No encuentro ni musas ni ocasion de escribir. Enredado en mis tropiezos. Sin ayuda del Oscuro ni aval del Eterno...
Me estare entrenando para el ataud?
Doy la mano a quien la necesite y termino destrozando mi caparazon, deshidratado de llorar. Me estoy imaginando cada vez mas transparente e inanimado.
Pero para que escribir sin nada que decir? Es como un gimnasio al que voy cada ciertos años.
Estoy gordo y viejo. Enojado y absorto. Todo lo que veo y adivino no sirve mas que para estar mas solo cada dia.
Estos poderes no me han servido de nada, trato de sanar a las personas. Su falta de fe es tan grande que descreen de su mejoria y me dan vuelta la cara al cruzarmelos en el mercado o en los muelles de la ciudad. Unos pocos aun me abrazan, nuevos cuerpos para el festin de làgrimas que se monta en mi aldea.
Voy a dejar pasar esta pagina, ya me veo subido al techo haciendo señales de rescate a los demonios y atrocidades de la noche. Me bebere lo que resta de la cerveza y me ire a acostar para desaparecer hasta el mediodia del nuevo siglo...