sábado, 6 de junio de 2015

Para ser sincero

Publico idioteces. Escribo torcido porque aún estoy buscando mi Ser. Me atormentan las miradas, el ruido del subte. Me enceguece la oscuridad, y me ennoblece la sonrisa de otros transeúntes. Estoy siempre buscando y cuando encuentro no poseo un deseo, estoy hipnotizado por alguna idea sonora. Voy por las avenidas con la misma canción que se repite hasta que me mareo. Escucho música y levanto las cejas, meto las manos en los bolsillos. Compro cigarrillos negros. Pero solo en la noche parecen tener sabor. Como si los Parissiennes  se activaran a partir de cierta hora sin sol. Nunca pude armar un cubo mágico ni levantarme sin putear. Navego por los suburbios y los ascensores, esquivando quimeras y mozos de oficina. Soy un poco tango y mucho acolchado. Poco vino, pero también soy Flor en este Truco para Orfeos que me ha tocado amansar.
Y entre tanto, los dedos se calientan y comienzo a pensar en temas o texturas para las palabras. Preparo los ingredientes para lo que sea que este “cocinando” cuando abro el editor de texto.
Y la mujer que me acompaña, está cerca, dentro de sí misma o dentro del Tv Led. Se que no hay mas que este dejar caer los dedos sin pensar mucho. Siento que puedo borrar todo lo que escribí cuando sienta que ya esta cerca lo que viene para este escritor, esas palabras que solo en una combinación perfecta me librará de la podredumbre de los escritores masivos que tienen respuesta para todo.
No había redes sociales y había Leopoldo Marechal.
Habia Quiroga y no había Cohelo. Eramos animales y no había pecado. Habia hijos y no existía el aburrimiento. Hubo señores en el cielo y pocas almas en la Tierra.
Pero al volver al hoy del traqueteo del teclado,  se me viene esta pared de la mediocre vida moderna y voy a las cuerdas como un viejo boxeador. Voy a las curvas de mi mujer. Descanso del trajin de la sentenciada hora presente.

Soy este que esta aquí,  no habiendo escrito nada importante como hasta hace 10 minutos.

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Sobre mis poderes